La Bruja Lechuza nace directamente de un olivar centenario, muy centenario, dónde las olivas (en Jaén llamamos así a estos árboles, en femenino) bailan en círculo, formando pequeños aquelarres aquí y allá.

 Por estas tierras empiezan a tener muchos enemigos que quieren arrancarlas sin ninguna consideración o remordimiento, abogando por el progreso económico... ¡¡hay que hacer números!! (leer con voz de señor enchaquetado muy serio). 

Las mujeres que han ido a contra corriente, o han hecho cosas que no se consideraban apropiadas para su sexo, en la antigüedad eran tachadas de brujas. Por eso nuestra brujita Lechuza es agricultora, algo que aún no es lo común, aunque cada vez somos más. Pero para eso está el feminismo, para conseguir la igualdad, ¿no? Nuestra brujita es agricultora y feminista. 

Estos campos de olivares pertenecen a mi familia, desde hace tantos años que ya no se acuerda nadie, mi abuela Maruja (bruja) me hablaba mucho de estos campos, y gracias a ella estoy hoy yo aquí, con este proyecto tan ambicioso entre manos. 

Mi abuela Maruja (bruja) también era una gran lectora, amante de la poesía y especialmente de Machado, que fíjate qué casualidad también habitó estos olivares tan antiguos. Puede que algunas de nuestras olivas le diese cobijo para una buena siesta o ensoñación. 

“Yo soy muy lechuza, me encanta el aceite” me decía a veces como en una confidencia - porque mi abuela era muy de secretitos y esas cosas- y procedía a recitar el famoso poema, os pongo sólo el trozo importante dónde sale nuestra amiga:

Sobre el olivar, 
se vio la lechuza 
volar y volar. 
Campo, campo, campo. 
Entre los olivos, 
los cortijos blancos. 
Y la encina negra, 
a medio camino 
de Úbeda a Baeza.

Por un ventanal, 
entró la lechuza 
en la catedral. 
San Cristobalón 
la quiso espantar, 
al ver que bebía 
del velón de aceite 
de Santa María. 
La Virgen habló: 
Déjala que beba, 
San Cristobalón.

Sobre el olivar,
se vio a la lechuza
volar y volar.
A Santa María
un ramito verde
volando traía.
¡Campo de Baeza
soñaré contigo
cuando no te vea!

Desde que Antonio Machado escribió este poema han cambiado mucho las cosas, y seguro que si saliese ahora a pasear por estos olivares se iba a llevar una terrible decepción. Ya no hay lechuzas, ni margaritas ni amapolas porque el olivar está arrasado de pesticidas y tóxicos que no dejan lugar para la vida. 

Estos antiguos bosques llenos de vida ahora son desiertos de tierra muerta y veneno. El agua se ha ido llevando el suelo fértil convertido en tierra suelta, dejándolo todo lleno de cárcavas. No podemos acercarnos a los arroyos porque están al fondo del barranco creado por la erosión y corren contaminados y lejos. 

Y ahí es donde surge este proyecto y nuestra valiente protagonista, una lechuza superviviente, una de las pocas, porque a pesar de todo la vida siempre prospera. Esta brujita sabia nos enseñará el valor de muchas cosas que antes no nos habíamos parado a ver, pero son fundamentales: una seta, hormigas, una brizna de hierba o una zona "no productiva" llena de vegetación y sus animalitos.

Esperamos que con toda esta ilusión y un poquito de magia, poquito a poco este proyecto vaya saliendo adelante.